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Hace poco tuve que despedirme de un familiar que falleció.

A pesar de que ya sabía algo sobre cómo el taoísmo afronta la muerte, decidí profundizar más e investigar para hallar consuelo y comprensión ante la pérdida.

El taoísmo tiene una forma muy diferente de ver la muerte que la cultura occidental. En lugar de negarla o temerla, la acepta como parte de la vida y como una oportunidad de volver al Tao. En este artículo he recopilado mi investigación para compartir las principales ideas del taoísmo sobre la vida y la muerte.

¿Cómo ven los taoístas la muerte?

La muerte nos lleva a cuestionarnos sobre el sentido de la vida y nuestro destino final. Cuando perdemos a un ser querido, nos enfrentamos al dolor y al vacío que deja su ausencia.

Para los taoístas, la vida y la muerte son dos fases de un mismo ciclo, gobernado por la alternancia del yin y el yang. Ambos se complementan y transforman mutuamente, creando el equilibrio dinámico de la naturaleza.

La vida es una manifestación temporal del Tao, que emerge del vacío y retorna a él. La existencia y la no existencia son interdependientes y están vinculadas, nada es permanente.

Cuando morimos, nuestros cuerpos se descomponen y se reintegran en la materia, pero nuestra energía vital o Qi no se destruye, sino que se recicla y se transforma en otras formas. Esta idea se asemeja a la ley de conservación de la energía en la ciencia occidental, que afirma que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Al igual que el Tao, que recicla y transforma sus átomos y moléculas.

“Nada se pierde, nada se crea, todo se transforma”.
Antoine Lavoisier. Químico, biólogo y economista francés. Siglo XVIII.

Por eso, los taoístas no temen a la muerte ni la ven como un castigo o un final, sino como una transición natural y una oportunidad para retornar a nuestro origen. La muerte es aceptada con serenidad y dignidad, sin aferrarse a la vida ni rechazar la muerte.

Lecciones taoístas sobre la vida y la muerte

El taoísmo nos invita a vivir plenamente el presente, sin dar nada por sentado ni apegarnos a las cosas efímeras. Nos recuerda que todo es impermanente y cambiante, y nos anima a fluir con el Tao, adaptándonos a las circunstancias y aprovechando las oportunidades.

Además, el taoísmo nos alienta a cultivar el humor y la alegría, incluso en situaciones difíciles o tristes. El humor nos ayuda a relativizar los problemas y a encontrar el lado positivo de las cosas.

La vida se considera como un regalo temporal y nunca se da por sentado. Nos hace conscientes de que somos parte del Tao y de que nuestra energía vital trasciende nuestra forma física. Nos muestra que la vida y la muerte son dos caras de una misma moneda, capaces de generar nuevas posibilidades de creación. Mientras que todo nacimiento termina con una muerte, toda muerte puede inspirar un nacimiento.

No perder de vista la verdadera dimensión de la vida y la muerte nos permite acceder a una región especial de la conciencia a la que Lao Tsé llamaba: La región más allá de la muerte, donde podemos hallar serenidad.

Los estoicos también nos aconsejan considerar todo, incluida la vida, como un regalo efímero. Debemos disfrutarla mientras dure, pero sin aferrarnos a ella ni temer perderla. Debemos estar preparados para dejarla cuando sea necesario.

El familiar del que me tuve que despedir, sin darse cuenta, también tenía una actitud taoísta ante la muerte. En lugar de lamentarse o resistirse, se preparó para el final con tranquilidad y dignidad. Incluso eligió la canción «Con onor muore» de la ópera Madama Butterfly para su funeral.

Su sentido del humor y su capacidad para reírse de sí misma también me inspiraron. Uno de sus últimos deseos fue que le pusieran sus gafas de sol favoritas, se le pintaran los labios de rojo y que no quería ir ni al cielo ni al infierno, sino al Corte Inglés.

Zhuangzi y las transformaciones de la naturaleza

Zhuangzi, uno de los principales exponentes del taoísmo que vivió en el siglo IV a.C., compartió sus ideas a través de anécdotas, parábolas y fábulas llenas de humor e irreverencia.

Zhuangzi creía que la vida y la muerte son simples transformaciones de la naturaleza, sin nada de bueno ni malo. Para él, todo está en constante cambio y movimiento, y nada permanece igual, argumentos que podrían recordar también al presocrático Heráclito.

En una historia, Zhuangzi relata cómo un hombre lloraba la muerte de su esposa, hasta que un amigo lo consoló diciéndole: «No te aflijas, tu esposa ha regresado al Tao, al origen de todas las cosas. Ahora es parte del viento, las nubes, las flores y los pájaros.»

En otra historia, cuenta cómo un hombre se alegró por la muerte de su padre, lo cual le valió una reprimenda de su amigo: «¿Cómo puedes alegrarte por la muerte de tu padre? ¿No sabes que es una gran desgracia?» A lo que el hombre respondió: «No, no lo sé. Mi padre era anciano y estaba enfermo, sufría mucho. Ahora ha abandonado su cuerpo y se ha liberado del sufrimiento. ¿Por qué no me alegraría por él?»

Estas historias de Zhuangzi demuestran que la forma en que percibimos la vida y la muerte depende de nuestra perspectiva y nuestras emociones. Si nos apegamos a las formas y las apariencias, sufrimos por la pérdida y el cambio. Si nos abrimos a las transformaciones de la naturaleza, nos liberamos del sufrimiento y disfrutamos del fluir de la vida.

Zhuangzi nos invita a ver la vida y la muerte como un juego, una danza, una aventura. Nos anima a seguir el ejemplo de los animales y las plantas, que viven sin preocuparse ni resistirse al cambio. Nos insta a ser como el agua, que se adapta a cualquier forma y circunstancia.

«La vida es compañera de la muerte; la muerte es el comienzo de la vida. ¿Quién sabe cuándo terminan y empiezan? La vida y la muerte son como un círculo sin principio ni fin. Cuando los seres humanos se dan cuenta de esto, no tienen nada que temer ni que desear.»
Zhuangzi. Filósofo, escritor y poeta. Siglo IV a. C.

Conclusión

La perspectiva taoísta sobre la muerte nos invita a adoptar una visión más amplia y comprensiva de este inevitable proceso de la vida. En lugar de negar o temer la muerte, el taoísmo nos enseña a aceptarla como parte natural de nuestro ciclo vital, en una transformación de la naturaleza.

El maestro Gu, un maestro taoísta dijo: «No debemos decir, es tan débil que desapareció, sino que es tan poderoso que se ha convertido en energía.»

Al profundizar más en la perspectiva taoísta sobre la muerte, he logrado encontrar consuelo y comprensión en la partida de mi ser querido. Ahora puedo aceptarla como una transformación en lugar de un punto final. A través de esta filosofía, puedo imaginar y sentir que su energía sigue viva en el universo.

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