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Se dice que Lao Tsé nació más o menos en el 571 a.C. en el Estado de Chu, en China, aunque nunca lo podremos saber a ciencia cierta.

Casi un siglo después, en Grecia, más concretamente en Atenas, nacería uno de los mayores filósofos occidentales, apodado el tábano, la mantarraya, pero más conocido por su nombre: Sócrates.

Es asombroso cómo en épocas en las que no existían los medios de comunicación actuales, dos mentes brillantes pudieron tener filosofías que coincidían en algunos aspectos.

Sólo sé que no sé nada

Esta frase fue una conclusión después de que el oráculo de Delphos afirmara que Sócrates era la persona más sabia de Atenas.

En ese momento, Sócrates se propuso descubrir que el oráculo estaba equivocado, y empezó a vagar por el mercado conversando con los atenienses, donde desarrollaría su famoso método socrático.

Se podría decir que Sócrates fue el precursor del campo de la ética, ya que fue uno de los primeros filósofos en empezar a hacerse preguntas como: ¿Qué es una buena vida?

Este es el extracto de la Apología de Sócrates, obra escrita por su discípulo Platón, donde se hace mención a su famosa frase:

Puede muy bien suceder, que ni él ni yo sepamos nada de lo que es bello y de lo que es bueno; pero hay esta diferencia, que él cree saberlo aunque no sepa nada, y yo, no sabiendo nada, creo no saber. Me parece, pues, que en esto yo, aunque poco más, era más sabio, porque no creía saber lo que no sabía.

Para Sócrates, el que dice que sabe algo cuando realmente no lo sabe, es un tipo de ignorancia, en cambio, el que dice que no sabe algo cuando realmente no lo sabe, es un rasgo de sabiduría.

Al aceptar que no sabemos algo, abrimos la puerta a poder preguntar, y al preguntar, nos estamos dando la posibilidad de aprender algo nuevo.

¿Cuántas veces hemos afirmado que sabemos algo cuando en realidad no lo sabemos, por temor a parecer ignorantes? Personalmente, me ha pasado unas cuantas veces. Sócrates nos invita a tener el coraje de decir no lo sé, y no verlo como una debilidad, sino como una virtud.

Pero, ¿cómo conecta todo esto con Lao Tsé y el taoísmo?

El capítulo 71 del Tao Te Ching

Lao Tsé, por su parte, decía en el capítulo 71: Los sabios reconocen su ignorancia. Los que no saben que son ignorantes, son los verdaderos necios. Mismo concepto en una época en la que ni Lao Tsé tenía el Twitter de Sócrates, ni Sócrates seguía el blog de Lao Tsé.

Estos dos filósofos nos inspiran a practicar la humildad y a reconocer nuestras limitaciones, aceptando que no podemos saberlo todo y que siempre hay más por aprender. En lugar de temer nuestra ignorancia, debemos verla como una oportunidad para adquirir nuevos conocimientos y mejorar nuestra sabiduría.

Es importante tener presente que, aunque estos dos filósofos vivieron en épocas distintas y en lugares alejados entre sí, sus enseñanzas tienen un hilo conductor en común, que es la importancia de la humildad y la sabiduría que se adquiere al reconocer nuestras debilidades.

La frase solo sé que no sé nada y el capítulo 71 del Tao Te Ching son una muestra de cómo la filosofía puede trascender fronteras geográficas, culturales y seguir siendo relevante en el mundo de hoy.

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